EL ENCUENTRO




       Después de unos días grises y fríos, por fin hacía calor, y el cielo, como queriendo poner su granito de arena para que el día fuese perfecto, tenía un color azul intenso, luminoso. Hoy era el día, si... El gran día. 

 Sin poder quitar la sonrisa de su rostro, y los ojos brillantes por la emoción, conducía tranquila. Mientras la voz susurrante de Leonard Cohen la envolvía, los recuerdos llenaban su mente. El primer contacto, las primeras palabras... 


 No podía precisar en que momento se produjo la magia, pero enseguida supo, que ese chico con expresiones de "tipo duro" le hacía sentir mucho más que curiosidad.
Él era unos años más joven, pero con su personalidad, no sólo hacía que no fuese un problema, sino que en muchos momentos, a su lado se sentía pequeña, niña. 
Era algo introvertido, pero sincero. Pese a su juventud, ya había sentido en primera persona el dolor varias veces, en su alma en su cuerpo. Eso le había fortalecido el carácter, pero sin perder cierta ingenuidad. Celoso de su intimidad, pero con el alma transparente. Con sueños, pero con los pies en la tierra. Luchador, y honesto. 

Un cartel que indicaba que faltaban 2km. para llegar a la ciudad donde habían decidido que fuese el encuentro, le sacó de sus pensamientos. Ya estaba cerca... 

La voz de Cohen, seguía imperando por encima del sonido del motor. De nuevo los recuerdos volvieron a su mente. Sólo se conocían a través de unas fotos, pero su rostro ella lo tenía siempre presente : Con semblante serio, una mirada desafiante, pero noble... Unos labios sensuales, que había dibujado mil veces con sus dedos, deseando besarlos. Sintió un estremecimiento al pensar en los momentos, en los que el instinto y el deseo de ambos, habían conseguido en varias ocasiones que esa conexión que había entre ellos, traspasase el alma, haciendo que sus cuerpos sintiesen un placer inenarrable.


Después de recorrer varias calles,  allí estaba el lugar de la cita.  Estacionó el coche, y tras mirarse en el espejo para asegurarse de que su aspecto era agradable, salió. Se arregló la ropa, algo arrugada, y respirando hondo, comenzó a caminar. De pronto le vio... Estaba de pie, con una mano metida en el bolsillo del tejano. Giró la vista y entonces sus miradas se cruzaron. Una sonrisa le iluminó el rostro.Ella siguió avanzando y cuando estuvieron frente a frente, no hizo falta decir nada. Se miraron, y se fundieron en un fuerte abrazo... Eterno. Solo se separaron, para que sus bocas se encontraran, buscando ese beso tan ansiado. Fue un beso cálido y apasionado... Ella cerró los ojos. 

  

De pronto sintió que algo con fuerza le levantaba los párpados. Al conseguirlo, pudo ver el rostro serio de un hombre, de unos cincuenta años, que la miraba, a la vez que decía: _" Ya despierta.. Lo peor ya ha pasado". Tardó unos segundos hasta darse cuenta de lo que estaba pasando, de volver a la realidad. Aquel hombre era un médico y estaba en el hospital. También recordó el motivo de estar allí; esa intervención era echarle un pulso a la vida... Un cara o cruz.  


Todo había sido un sueño, provocado por la anestesia, pero lejos de sentirse decepcionada, se sentía feliz. Había sido el más hermoso sueño que jamás había tenido, y además, recordando las palabras del médico, pensó complacida, que estaba viva, y que lo que había sido un sueño, quizá pronto se hiciese realidad... Quedaba mucha vida.