TAL DÍA COMO HOY



       Me encontraba sentada en un banco del parque, observando como las ardillas retozaban entre ellas, haciendo carreras imposibles de árbol en árbol.. De pronto, una bajó, y se colocó muy cerca de donde yo estaba. Me acerqué convencida de que al notar mi presencia escaparía, pero para mi sorpresa, se quedó allí, mirándome curiosa. Aprovechando su docilidad, le acaricié ligeramente la cola... Saqué el móvil para tomarle una foto, y empezó a olisquearlo, sin dejar de mirarme. Después me dio la espalda y trepó por un árbol cercano... 
    Me pareció curioso su comportamiento... Es como si la ardilla al no poder estar en "su" bosque, hubiese optado por la integración con los humanos, como una manera de llevar lo mejor posible este cambio ambiental. De vuelta a mi banco, y de una manera un tanto extraña, me di cuenta que de alguna forma, me identificaba con ella... 


      Tal día como hoy, Yo también tuve que dejar "mi bosque", para adentrarme en un mundo cuyo entorno me parecía hostil y gris... Me costó adaptarme, hasta que comprendí que el acercamiento a esos enemigos potenciales, me iba a facilitar la convivencia, así que cambié mi actitud, y me dejé observar... A olisquearles... A dejar que me acariciasen la cola... 

No puedo decir que sea feliz, pues palpo el dolor y el deterioro humano cada día, pero he aprendido a no ser infeliz, que es lo que más se le parece.

Por eso, el que tal día como hoy decidiese dejar ese bosque donde había encontrado mi árbol, me parece una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida, y me siento orgullosa de ello.  
        




EN PROPIA PIEL



         Cuando nos enteramos de que ha habido una tragedia pandémica, un accidente o cualquier otra desgracia, tendemos a empatizar con las víctimas; se nos encoge el corazón, y un sentimiento altruista nos invade en muchos casos. Nos sentimos fuertes y vemos a todas esas personas que sufren, débiles y desamparados, pero siempre desde la lejanía; protegidos por ese sentimiento mezcla de gratitud y alivio, al pensar que a nosotros no nos ha pasado.
Cuando algún amigo, o alguien de nuestro entorno sufre, ya sea por enfermedad o por otra causa, sufrimos por él y sacamos fuerzas de flaqueza para procurarle confort a su alma... y luchamos por él y con él.
Pero aún con todo, seguimos protegidos por ese mismo sentimiento, que es el que nos hace fuertes.


 Pero cuando de repente, somos nosotros los que padecemos en nuestra piel algún mal,  grave o aparentemente irremediable, nos volvemos vulnerables, pequeños. Se agolpan los pensamientos Y nuestros sentimientos pasan por distintas fases... En los primeros momentos es el de la incredulidad prepotente de que nos esté pasando a nosotros.No concebimos, que algo que vemos todos los días en los demás, pueda haberse instalado en nuestra persona. Después sobreviene un sentimiento victimista, de soledad y desamparo... En ese momento, nadie cuenta más que nosotros. Se nos olvida todo el sufrimiento ajeno, para centrarnos nada más que en lamentarnos por nuestra tragedia personal... Ese sentimiento egoísta y humano, se transforma cuando nos damos cuenta de que por causa de nuestro mal, va a haber personas que también van a sufrir. Comienza una lucha mental por saber que es lo más correcto: callarlo, para no hacer daño a los que nos quieren, o compartirlo y así refugiarnos en ese cariño, buscando el calor y el consuelo. Esa parte es una de las más inquietantes,y otra vez nuestro egoísmo opta por compartirlo. El miedo es tal, que necesitamos el apoyo y las palabras de aliento de alguien cercano, que actúe como un bálsamo y relaje de alguna manera nuestro temor... Gracias a ese bálsamo, y ojala ocurra en todos los casos, entramos en una fase más serena. Hay que preparar la estrategia, Hay que empezar a utilizar todas las armas que estén a nuestro alcance, para superar ese trance... Hay que recuperar la fuerza, luchar para vencer a ese mal y salir victorioso de una batalla, en la que nuestra propia actitud, es parte importante para conseguirlo.

 



Esta es una reflexión que pretende que la lectura sea la de que la lucha y nuestra propia reacción positiva,junto con el apoyo de las personas que queremos, son vitales para que nuestra vida merezca la pena.



Vaya por todas las personas que de una forma u otra están sufriendo algún mal, en propia piel.



 

     

SE ABRE EL TELÓN



    Como cada día, una nueva representación está a punto de comenzar... Los actores repasan sus guiones, mientras dan un último toque a su maquillaje, para conseguir que su rostro y su expresión sean creíbles; que puedan convencer a ese público exigente que espera. 
La representación tiene por título "ESTE PAÍS".
Es una obra rica en personajes... : "El Villano", vestido con traje de marca, pero manchado de corrupción y falacias, restos de su última francachela, y que antes de salir a escena, intentó limpiar sin éxito. Con sonrisa helada pretende convencer a los que están bajo su control, que aunque les esté ahorcando, es un acto de último recurso; y que cuando termine de limpiar la mierda que su antecesor sembró, dejará de apretar el nudo... La interpretación, lejos de ser brillante, no convence, y el público patalea.. Pero El Villano hace un mutis, con apatía, y se limita a volver a su camerino y quitarse el maquillaje... Con sus amigos no le hace falta. 

Ahora aparece en el escenario "La Prensa". Lleva un traje precioso de transparencias, pero en cuanto lleva un rato en escena, se puede apreciar que está muy sucio, y con jirones.. (Se rumorea, que es El Villano es que le obliga a llevarlo así). Ha recitado su guión con voz alta, muy segura...Pero sobreactuando, sin convencimiento...Tampoco esta vez el público ha quedado contento... A la gente no le gusta ver un vestido bonito lleno de manchas, y escuchar un texto poco creíble.

Los siguientes en actuar son los integrantes de un grupo musical llamado "Fuerzas de Seguridad del Estado". Su coreografía consiste en bailar alrededor del público y procurar entretenerle, para que sus protestas por la mala actuación de los actores, no vayan demasiado lejos. 
Pero de pronto, una amiga del Villano, cambia la música y los bailarines, un poco perdidos con la nueva coreografía, tropiezan, se caen encima de los espectadores, y nerviosos agreden a algunos que intentaban levantarse... 
La representación se está convirtiendo en un esperpento...(con perdón a Valle Inclán) 

A continuación, aparece en escena "La justicia". Vestida con un traje blanco y negro, se la ve  insegura y con voz vacilante. Se extravió su texto, y tiene que improvisar basándose sólo en unos apuntes que "El Villano" le ha facilitado. Al terminar, se retira sin aplausos. Los espectadores, no han entendido muy bien su actuación.

 Ha terminado el primer acto... El público se remueve en sus butacas... Es la hora del refrigerio, y vestidos como el público para transmitir complicidad y poder vender sus productos, recorren la platea "Los Sindicatos". Llevan una cesta enorme llena de silbatos y banderas, mientras recitan poemas de libertad y justicia... El público, al ser conocedor de dichos poemas, demasiado manidos, no presta mucha atención, pero compra encantado los productos que les ofrecen.
    
     Vuelven a apagarse las luces... Se hace el silencio... Los tramoyistas preparan la próxima escenografía... Cuando el telón se abre, el público puede contemplar un decorado viejo y obsoleto: "La Monarquía". En un trono pintado de oropel descascarillado, se encuentra el personaje de piedra de la obra: "El Rey". Vestido impecablemente, saluda con la mano... El público aplaude. Su papel no es otro que el de estar allí, maquillado de cercanía popular. De pronto, algo inesperado ocurre... El calor de los focos, hace que su maquillaje se empiece a desquebrajar... Poco a poco, va desapareciendo resbalando por su rostro, y manchando su traje impoluto. Consciente de que el público está viendo su verdadera cara, intenta sonreír y saludar de nuevo, agarrándose fuertemente a su trono. Demasiado tarde, el público ya se ha dado cuenta, y el silencio hasta ahora reinante, se convierte en murmullos, cada vez más sonoros. Ante el deterioro evidente del actor, se baja el telón, y al subirlo de nuevo, un actor más joven, intenta interpretar el mismo papel, esta vez sobre un trono nuevo. Mira a los ojos a los espectadores, mientras recita su guión. El público se va calmando, aunque en sus rostros se puede apreciar cierto escepticismo. 

La obra finaliza... Se baja el telón, y se encienden las luces.
 Entre indignados y tristes, la gente va abandonando sus butacas y se dirige a la salida... En la puerta, hay un grupo de parlanchines populistas, que con programas que huelen a papel recién impreso, les invita a que no vuelvan a ese teatro, y se unan a ellos en su espectáculo callejero. Todos aceptan los pasquines, guiados por la decepción de la obra que acaban de ver, y se agarran a ellos, como última esperanza de contemplar por fin, una obra con la que sentirse identificados.

 Ya en la calle, y cada uno con sus reflexiones, tienen una sensación común de frustración, porque han asistido a una estafa, a una obra decepcionante, y encima, han tenido que pagar por verla... Pero a pesar de todo, y a pesar de las nuevas ofertas, ese mismo público, volverá mañana a llenar el teatro. 
      

REACCIONES



 

         Vivimos en una vorágine de inseguridades y frustraciones tal, que necesitamos de alguna manera inventarnos una realidad paralela. Caminamos con un rictus de amargura que intentamos convertir en fría sonrisa.Salimos, viajamos, celebramos... Parece que no pasase nada, pero el miedo se palpa... Se huele. Está tan putrefacto que su hedor se extiende cada vez más. Vamos con la cabeza alzada, vigilando de reojo la espada de Damocles que sabemos que más pronto que tarde se dejará caer sobre nosotros.. Porque sabemos que tendremos que pagar culpas propias y ajenas.. 

         
    Pero aún así, como buenos Quijotes, desfiguramos la realidad y cuando nos enteramos de nuevas aberraciones cometidas por los que están manejando nuestra vida, inmediatamente nuestro cerebro se pone a funcionar.. ¿Buscando soluciones..? No.. Intentando hacer el mejor chiste de la situación... Pasamos del estupor y la indignación por la mierda que sale, a reírnos y a parodiar toda esa mierda. Nos cuesta ponernos de acuerdo para encontrar soluciones, pero todos juntos encontramos un bálsamo inmediato para nuestras miserias,  y es reírnos de quienes nos las provocan... Con ese "castigo" ya hemos puesto nuestro granito de arena para ayudar a que se haga justicia.. ¡Que grandes somos..! 

    Por eso, aunque no comparta las formas, entiendo que haya personas, sobre todo jóvenes realmente conscientes del pozo en el que estamos metidos, que estén tan desencantados, que al no poder vislumbrar un futuro claro, quemen sus cartuchos con subidones de adrenalina y despreciando su propia vida.. Insisto, no lo comparto,  pero lo entiendo. Si nadie lo remedia, en unos años, todos esos jóvenes que se sienten engañados, traicionados por los que les tenían que proteger para tener un futuro digno, que se sienten estafados y sin ilusiones, serán adultos amargados y llenos de odio. Sin más fortuna que la basura de los que se supone son adultos ahora, les han dejado, y cambiarán la lucha, por la destrucción, hasta de ellos mismos. 

 
 
  

EXTRAÑA SENSACIÓN



       Después de una noche corta, de múltiples desvelos, es posible que eso sea un condicionante para mis pensamientos; pero lo cierto es, que a veces tengo esa extraña sensación, de no pertenecer a ningún lado...
Para los jóvenes, soy demasiado mayor... Para los viejos, demasiado joven... Para los liberales, moralista... Para los conservadores, libertina... Para los intelectuales, cursi... 
Para los románticos, fría...

Leo la prensa, y me indigno con la manipulación de los medios, con el abuso de los 
dirigentes... Escucho a las partes afectadas, o leo mensajes que llaman a movilizaciones,
y me da la sensación de que carecen de convencimiento real... Que tras esas voces hay conformismo, que son solo ecos que se transmiten unos a otros, que nadie quiere dar un paso definitivo, que hay miedo a perder lo poco que tienen...



A veces es tal mi indolencia, que raya el pasotismo... Otras me enciendo con todo lo que hay de injusto a mi alrededor... Unas veces amo hasta el dolor, otras ignoro hasta el desdén... Valoro la amistad, pero me ahoga el exceso de afecto... 

Puede que todas estas contradicciones sean las que me mantienen viva... Pero no logro encontrar el término medio.Por eso, creo que no pertenezco a ningún lado.

Es mi extraña sensación...