PINTANDO RECUERDOS





Le gustaba escuchar el crujir de las hojas secas a su paso. Iban formando una monótona melodía, que acompañaban su solitario paseo, que como cada tarde, le ayudaba a romper con su rutina.



Había convertido aquel parque, en su refugio. Mientras paseaba, esparcía sobre aquel manto de hojas muertas, sus pensamientos y recuerdos. Había hecho cómplices de sus gritos ahogados y sus lágrimas secas a los árboles, que aún desnudos, mostraban su majestuosidad, manteniéndose erguidos con la mirada hacia el cielo,desafiantes.
Una ligera brisa, desplazó hacia el suelo, las hojas que dormitaban en un banco, como invitándola a sentarse. Hacía  frío, pero como estaba algo cansada, aceptó la invitación. 

Mientras se encendía un cigarrillo, su mente caprichosa, la llevó hasta otro otoño, lejano en el tiempo, pero que en su corazón, seguía vivo y cercano.





Se encontraba en París, regalándose unos días, como un "in pass" en  la lucha que estaba librando desde hacía meses contra sus demonios, en Montpellier.


 Se alojaba en un pequeño hotel del Boulevard Regente, muy cerca de Montmatre.
A pesar de no ser una experta, era una enamorada del arte, y por las mañanas, le gustaba subir despacio las escaleras de alguna de las calles que la llevaban a la Place du Tertre; desayunar en uno de sus pintorescos cafés, y después perderse ente los pintores, que ajenos a la multitud, iban plasmando su alma sobre el lienzo.  

Llevaba un rato contemplando las obras expuestas, y de repente, el tímido sol que hasta entonces brillaba, desapareció bajo las nubes que iban aumentando, vistiendo al cielo de un tono gris, hasta que una lluvia fina comenzó a caer.
Los artistas rápidamente  guardaron sus pinceles, y con grandes plásticos, iban cubriendo los lienzos.

El paisaje cambió radicalmente. La lluvia iba en aumento, y con paso acelerado, se dirigió hacia uno de los cafés. 
El local se había llenado con la gente que estaba sentada en la terraza y se refugiaba allí de la lluvia. Dio un recorrido visual buscando una mesa libre, y de pronto se dio cuenta, que alguien le hacía señas, indicándole un asiento libre en su mesa. 
Algo recelosa, pero agradecida se acercó y correspondiendo a su sonrisa, le saludó con otra, y se sentó a su lado. 
Era un hombre de unos treinta años, con una mirada que traspasaba más allá de la piel. Notando su nerviosismo, él se apresuró a presentarse. Se llamaba Luc y se encontraba en París por cuestiones de trabajo. Era el marchante de un pintor austriaco que iba a exponer en la Galerie Brosse al día siguiente, y en una semana, volverían a Viena. 



En unos minutos, la conversación se hizo tan amena, que parecían conocerse desde siempre.
Sin darse cuenta, habían estado hablando durante dos horas, que les parecieron minutos.
 Algo incontrolable y hermoso estaba creciendo entre ellos.

Salieron del local. Había dejado de llover, y como unidos por un mismo pensamiento, fueron paseando despacio, como intentando alargar el tiempo, hacia las estrechas calles, llenas de simbolismos, hasta llegar a la Place des Abesses. Allí se despidieron, no sin antes quedar para un próximo encuentro por la tarde.


Al quedarse sola, y darse cuenta de lo que sentía, descubrió que era la primera vez en mucho tiempo, que alguien había entrado en su alma... Sin pretenderlo, él había conseguido en unas horas,que volviese a estar viva. Se sorprendió a sí misma de esa sensación. Sonreía... Por fin.
Sus siguientes encuentros, transcurrieron entre risas, paseos, confidencias, y silencios que decían más que las palabras. Ella se sentía plena, y sabía que él, por el brillo que veía en sus ojos, se sentía igual.

Los días pasaron como en un suspiro. Había llegado el momento de partir. Él a Viena, a continuar con su vida, y ella a Montpellier, a reencontrarse con su realidad y a continuar con su lucha.

No hubo dolor en la despedida. 
Ninguno de los dos se había planteado un futuro juntos. Tan sólo habían sido unos días, y se habían limitado a vivirlos, pero sabiendo, que en su memoria quedaba un recuerdo, que perduraría en el tiempo; y a ella, le había enseñado una forma de amar, hasta entonces desconocida...
Amar con el alma. Sin materia ni egoísmos. 

Ni siquiera se dijeron adiós. Se despidieron casi de la misma forma que se conocieron... Con un suave beso, y una sonrisa.





Unas voces lejanas, la hicieron regresar al presente. Había anochecido, y ya se notaba en la piel el frío otoñal. 
Se levantó del banco, y comenzó a caminar de regreso a casa, volviendo a llevar de compañía el crujir de las hojas bajo sus pies.

En breve, iba a volver a París. Necesitaba escapar unos días de su rutina, y poner en orden su mente.
Pero esta vez, no iba con el alma vacía. Hacía tiempo que alguien la había llenado de nuevo, pero sin duda, además de la pureza e integridad del hombre que ahora habitaba allí, influyó para que eso fuese posible, el que  una vez en Montmatre, un desconocido le enseñó que se podía amar así... sin materia ni posesión.
Y le demostró que merecía la pena.



 






 




 


GENTE..."CULTA"




"El primer paso de la ignorancia, es presumir de saber"
(B. GRACIÁN) 


      Antiguamente, existían grupos de pseudointelectuales que se paseaban por todos lados con un libro debajo del brazo y con aspecto desaliñado, para así marcar la diferencia entre ellos, y lo que consideraban una sociedad superflua e ignorante, más ocupada de su aspecto personal y de hacer dinero, que de cultivar su intelecto. 

No tenían una preparación específica, pero se preocupaban de estar al tanto de las últimas tendencias tanto literarias, como de arte, política, revistas científicas, etc; de manera, que eran capaces de salir airosos de cualquier conversación en los círculos más elitistas de la cultura.
 Eran pacifistas, y estaban convencidos de que al mundo lo salvaría la poesía. 
Presumían de ser más cultos de lo que eran, pero al menos, tenían lo que se llamaba "cultura general". 
 Expongo esto, como comparativa con otros grupos que existen, y que dejan en mi, una sensación cuanto menos inquietante.


Muchas veces he tenido que bregar con gente que presume de "saber" y que para demostrar que es así, lo que te pasan por las narices son títulos universitarios, que ellos muestran como un aval. Y otras tantas veces, he podido comprobar que en la mayoría de los casos, toda esa gente puede saber mucho de "lo suyo", pero que distan mucho de tener un mínimo de conocimientos sobre nada más.

Gente que tiene una gran biblioteca en su casa con libros comprados a peso y ordenados por tamaños para impresionar a las visitas, pero que tienen como lectura de cabecera el MARCA...
Presumen de acudir a exposiciones de pintores vanguardistas, e incluso tienen colgadas en las paredes de sus casas alguna obra de dichos pintores, porque combinan con el sofá, pero luego son incapaces de distinguir un MATISSE de una viñeta de cómic... 
Repiten los mismos discursos aprendidos sobre política o temas sociales, pero si alguien les habla de lo mismo pero con distintas palabras, le contradicen, simplemente porque no le han entendido.


 Y por supuesto, las redes sociales no están exentas  de este tipo de gente. Los hay muy diversos, pero me voy a limitar a exponer los que más me llaman la atención.

Personas con tantos títulos, (muchos de ellos en inglés, que mola más) y que tienen que meter apretujados en sus biografías para que quepan en los 160 caracteres, pero que luego, sus comentarios se limitan a hablar de fútbol, o a contestar con exabruptos (y faltas de ortografía) a quienes no piensan como ellos. 

Universitarias que "cuelgan" su título desde que comienzan el primer año de carrera, y que recomiendan libros "cultos" de los que no hacen ningún comentario porque no los han leído, pero que se explayan a gusto sobre los programas basura de la televisión, con lenguaje de poligoneras y expresiones soeces. Todo esto, acompañado de una amplia colección de selfies con filtros de instagram, para afianzar su baja autoestima y que dejan de manifiesto su "lucidez" mental.

También están las que se denominan ESCRITORAS, con avatar de un primer plano de tetas... y cuando abres su link, te encuentras con un blog lleno de palabras, pero con ausencia de tildes y puntuaciones, o con párrafos plagiados, y la clara evidencia de que dicha "escritora" cree que un anagrama es un pasatiempo, o que un axioma es una pomada para los granos...

O es@s ort@s que acuden a la wikipedia para hacer un comentario sobre un texto, y así ganarse la "simpatía y admiración" del autor, pero que en ocasiones su cerebro no les da ni siquiera para hacer un resumen, y se limitan al "copia/pega" subestimando así a quien lee su comentario, y al propio autor del texto. 

Una de las que más me hacen sentir vergüenza ajena, son las que mostrando tetas y después de sus textos obscenos y sin estilo, añaden que a ellas les gustan los hombres cultos e inteligentes. Dioss... Y los encuentran...Jaja.
Sólo hay una cosa más patética que las "calienta braguetas": las braguetas calentadas.

Y no podían faltar los que de alguna manera han visto un filón haciéndose llamar ESCRITORES, y que venden su "género" con avatar de musculitos y frases de Coelho, para así intentar engatusar a jovencitas románticas.



Creo que está clara la diferencia entre aquellos que presumiendo de saber, si sabían, y esta nueva especie de "cultos" sin cultura.

Yo no tengo estudios universitarios, y más de uno pensará que se me nota... Je. Pero a pesar de ello, en muchas ocasiones, mi ego se ha sentido muy satisfecho al dar jaque dialéctico a no pocos coleccionistas de títulos y masters diversos. 
Sí... Yo también tengo mis vanidades. 

Ay... Si los títulos y las presunciones nos definiesen..!! 
Pero no, son nuestros actos y nuestro comportamiento los que lo hacen. Porque por encima de todo, el primer paso de la cultura, es la inteligencia innata y la  educación.