SENTIMIENTOS




        Es muy complicado definir un sentimiento... Para mi, es como una canica que va rodando del corazón al cerebro, una y otra vez. A veces, se queda estancada a medio camino, y es entonces cuando sientes esa sensación de ahogo, que no te deja respirar.  





  En mi afán de autoanalizarme y de reflexionar sobre las cosas del alma, he llegado a la conclusión de que incluso ante los sentimientos que nos hacen más felices, tenemos que crear ese punto masoquista que nos hace sufrir. Cuando nos enamoramos, lo hacemos porque de alguna manera, vemos la perfección en la persona elegida. Creemos que no habrá nada que nos haga ver que no es así.Pero el amor también nos hace vulnerables e inseguros y de una forma inconsciente, empezamos a sufrir por ese miedo a perder a esa persona. Al mismo tiempo, vamos descubriendo que como cada ser humano, tiene defectos, a la vez que dejamos patentes los nuestros. Dejamos de disfrutar plenamente, y de idealizar esa relación. Es la prueba de fuego. La canica ahora está en nuestro cerebro, y si éste la acepta gustoso, el equilibrio con el corazón está cerca. El amor se sosiega, sin perder la pasión, pero queriendo de mejor manera. De una manera más real y duradera. 



Por el contrario, cuando algo triste pasa en nuestra vida, es como si se nos partiese el corazón en añicos. Todo lo vemos negro, aunque la mente luche contra ello, el corazón ya ha repartido todos sus pedazos por todo nuestro ser. El cerebro cede ante esto, y de alguna forma nos creamos una burbuja de dolor, envuelta de victimismo y aislamiento. Como si de repente nos creyésemos que nadie más es capaz de sufrir como nosotros. Poco a poco, el cerebro va recuperando sus dotes de mando, va relegando ese dolor, únicamente al corazón, consciente de que si también está en él, no nos va a dejar vivir. 
Al sosegarse nuestra mente, vamos rompiendo la burbuja y volvemos a sentir, que somos igual que los demás, y que la vida tiene que continuar. 

Estos dos ejemplos, me sirven para darme cuenta, que realmente, hasta los sentimientos más puros del alma, están siempre regidos por un egoísmo que no podemos controlar. Un egoísmo que es lo que nos hace humanos. 





LEER...¿DE TODO?



"Los libros son las abejas que llevan el polen de una inteligencia a otra"
(James Russell Lowell) 

   Buscando un ejemplar de un autor clásico, por las librerías de mi ciudad (de forma infructuosa por cierto), lo que más me llamó la atención fue ver que en la sección de los más vendidos, se encontraban el libro "escrito" por la "princesa" de un programa basura, y subida a los altares en dicho programa, por haber "superado" sus adicciones, y que dudo mucho que este libro existiese si lo hubieses tenido que escribir ella de puño y letra... Buff..!!
 Junto a este insólito libro, también se encontraban el último ejemplar de algún escritor más bien mediocre, pero que un día dio en la diana, consiguiendo ser best-seller con una obra morbosa o populista, y que vio filón con aquello de cría fama,insistiendo una y otra vez sobre el mismo tema, hasta quemarse...
También un libro de cocina con la imagen de una presentadora mediocre de la tele estatal, y varios libros de autoayuda que tanto gustan a esa gente indecisa con su vida, y que con tanta alegría se prestan a seguir las peregrinas ideas que le muestra cualquiera, con tal de no intentarlo con las suyas propias. 

Siempre he creído, porque así lo he constatado, que leyendo se aprende, que la lectura enriquece el espíritu y el vocabulario... Dudo mucho que ninguna de las dos cosas se enriquezcan con este tipo de "literatura". 

Y mientras tanto, los cajones de las editoriales (cuando no, las papeleras) se hallan repletos de obras de escritores con talento, que ha falta de contactos dentro del mundillo, nunca verán su obra impresa, y que se tienen que conformar con editarla en los medios digitales, en el mejor de los casos.

Las editoriales, para que los números salgan, no apuestan por la calidad, sino por lo potencialmente vendible, aunque se trate de basura. Libros de personajes, que habiendo vendido ya todas sus miserias en televisiones cuya prioridad es la audiencia,o lo que es lo mismo:el  dinero, aunque sea a costa de comprar dignidades; quieren seguir sacando tajada a través de un libro que ellos mismos son incapaces de escribir, dada su escasa preparación intelectual, y que dejan en manos de "negros" que bien por falta de talento e imaginación, o por falta de suerte, su única salida, aparte de alguna columna en la última página de un periódico de apenas tirada, es plasmar al dictado en un libro, toda la mierda de estos personajes, sin importarles para nada el daño que puedan hacer a la cultura e incluso a su propio prestigio. 

Y llegado a este punto, lo más lamentable es pensar que si esta literatura/basura está entre los más vendidos, es porque obviamente, se compra, dejando a las claras las inquietudes culturales e intelectuales del gran público. Después de contaminarse la mente con los infectos programas de televisión, quedaba el poder limpiarla leyendo un buen libro, pero no... A la masa consumista de estos programas, también le gusta llenarse la mente con más mierda, cuando apagan la tele. 

Hay que leer, que duda cabe, pero no cualquier cosa. Y por favor, no llamemos literatura, a la basura escrita.



  

EL ENCUENTRO




       Después de unos días grises y fríos, por fin hacía calor, y el cielo, como queriendo poner su granito de arena para que el día fuese perfecto, tenía un color azul intenso, luminoso. Hoy era el día, si... El gran día. 

 Sin poder quitar la sonrisa de su rostro, y los ojos brillantes por la emoción, conducía tranquila. Mientras la voz susurrante de Leonard Cohen la envolvía, los recuerdos llenaban su mente. El primer contacto, las primeras palabras... 


 No podía precisar en que momento se produjo la magia, pero enseguida supo, que ese chico con expresiones de "tipo duro" le hacía sentir mucho más que curiosidad.
Él era unos años más joven, pero con su personalidad, no sólo hacía que no fuese un problema, sino que en muchos momentos, a su lado se sentía pequeña, niña. 
Era algo introvertido, pero sincero. Pese a su juventud, ya había sentido en primera persona el dolor varias veces, en su alma en su cuerpo. Eso le había fortalecido el carácter, pero sin perder cierta ingenuidad. Celoso de su intimidad, pero con el alma transparente. Con sueños, pero con los pies en la tierra. Luchador, y honesto. 

Un cartel que indicaba que faltaban 2km. para llegar a la ciudad donde habían decidido que fuese el encuentro, le sacó de sus pensamientos. Ya estaba cerca... 

La voz de Cohen, seguía imperando por encima del sonido del motor. De nuevo los recuerdos volvieron a su mente. Sólo se conocían a través de unas fotos, pero su rostro ella lo tenía siempre presente : Con semblante serio, una mirada desafiante, pero noble... Unos labios sensuales, que había dibujado mil veces con sus dedos, deseando besarlos. Sintió un estremecimiento al pensar en los momentos, en los que el instinto y el deseo de ambos, habían conseguido en varias ocasiones que esa conexión que había entre ellos, traspasase el alma, haciendo que sus cuerpos sintiesen un placer inenarrable.


Después de recorrer varias calles,  allí estaba el lugar de la cita.  Estacionó el coche, y tras mirarse en el espejo para asegurarse de que su aspecto era agradable, salió. Se arregló la ropa, algo arrugada, y respirando hondo, comenzó a caminar. De pronto le vio... Estaba de pie, con una mano metida en el bolsillo del tejano. Giró la vista y entonces sus miradas se cruzaron. Una sonrisa le iluminó el rostro.Ella siguió avanzando y cuando estuvieron frente a frente, no hizo falta decir nada. Se miraron, y se fundieron en un fuerte abrazo... Eterno. Solo se separaron, para que sus bocas se encontraran, buscando ese beso tan ansiado. Fue un beso cálido y apasionado... Ella cerró los ojos. 

  

De pronto sintió que algo con fuerza le levantaba los párpados. Al conseguirlo, pudo ver el rostro serio de un hombre, de unos cincuenta años, que la miraba, a la vez que decía: _" Ya despierta.. Lo peor ya ha pasado". Tardó unos segundos hasta darse cuenta de lo que estaba pasando, de volver a la realidad. Aquel hombre era un médico y estaba en el hospital. También recordó el motivo de estar allí; esa intervención era echarle un pulso a la vida... Un cara o cruz.  


Todo había sido un sueño, provocado por la anestesia, pero lejos de sentirse decepcionada, se sentía feliz. Había sido el más hermoso sueño que jamás había tenido, y además, recordando las palabras del médico, pensó complacida, que estaba viva, y que lo que había sido un sueño, quizá pronto se hiciese realidad... Quedaba mucha vida.
 


BELLEZA...¿INTERIOR?



      Estoy convencida de que cuando decimos que lo que importa de las personas es su interior y no su aspecto físico, lo decimos porque así lo pensamos. En casos personales y cuando conocemos a las personas, es verdad que no le damos importancia a sus características físicas y nos quedamos con lo que esas personas nos aportan intelectual y espiritualmente. Pero cuando de pronto se nos presenta una ocasión donde los intereses, ya sean económicos o de otro tipo, ponen a prueba todo eso que predicamos, casi siempre fallamos... Inconscientemente o no, tendemos a rechazar todo lo que se sale de un prototipo de perfección y buena imagen. Entremos todos y sálgase el que pueda. 

Hace unos días, en una tienda de moda en mi ciudad, fui testigo de una escena que me hizo reflexionar sobre todo esto. 
Me encontraba hablando con la encargada de la tienda, cuando entró una chica de no más de veinte años. No era muy alta y con sobrepeso. Vestía un pantalón tejano, una camiseta de colores diluidos, y una sudadera. Completaban su atuendo, una zapatillas de tenis blancas,impolutas. Llevaba el pelo recogido en una cola de caballo, que dejaba despejado un rostro sin maquillar, casi infantil... Tenía unos ojos tristes y con poca expresión, como si conociese de antemano como iba a terminar su visita a aquel lugar. Llevaba una carpeta que sujetaba fuertemente contra su pecho. Después de saludar con un rictus semejante a una sonrisa, extrajo de su carpeta un curriculum que entregó con timidez a la encargada, añadiendo que necesitaba trabajar, pues por problemas económicos no podía seguir estudiando. La responsable de la tienda, cogió los papeles con dos dedos, y mientras la miraba de arriba abajo, le dijo fríamente: _ "Muy bien.. Pero creo que tú no tienes el perfil para trabajar en una tienda de moda...¿algo más?"  La joven negó con la cabeza, se despidió y se fue. Cuando la puerta se cerró, llamó a una dependienta y le ordenó que dejase con los otros el "curriculum de la gorda" aunque no sirviese de nada.
Me pareció de mal gusto el comentario y mucho peor el trato que le dio a la chica y así se lo dije, a lo que ella me contestó: _" Mira, si yo contrato a esta chica, la mitad de mis clientas se van. A ellas les gusta que las asesore alguien que les haga pensar, que la ropa que compran les va a sentar como a ella. A esta chica, serían ellas las primeras en rechazarla. Y además, siendo tajante con ella, no se le ocurrirá volver". 
Salí de la tienda con una mezcla de indignación y enfado. Indignación por lo ocurrido y enfado conmigo misma, pues de alguna forma, esa mujer tenía razón. Haciendo un recorrido por mi memoria, en más de una ocasión he pensado eso mismo...  

Nos gusta llenarnos de sabiduría y bondad a través de los demás, pero vivimos en un mundo competitivo más que de valores, de imagen.. Es lo que nos toca vivir, pero seamos consecuentes con ello y pensemos dos veces antes de decir de forma tajante, que la belleza interior es lo que importa.

DECIR LA VERDAD


"Resulta imposible atravesar una muchedumbre con la llama de la verdad, sin quemarle a alguien la barba " (G. LICHTENBERG) 

      Cuando escucho decir a alguien: "La verdad te hará libre", y enarbola la frase como si fuese una bandera, pienso que en realidad lo que ha hecho es decir lo que pasa por su mente,porque a menudo, lo que llamamos la verdad, no es otra cosa que el convencimiento personal sobre una cuestión determinada. La verdad, como término único, es muy subjetiva... Y el creerla, un acto de fe. Casi siempre, el crédito que damos a una información, depende mucho, de quien nos la de.

Aunque hay verdades inequívocas que afectan a todos por igual, cada uno tenemos nuestra propia versión sobre dichas verdades, y así las manifestamos y defendemos. También hay verdades que afectan negativamente en nuestra persona. Es de admirar, por ejemplo, al que es capaz de decir una verdad sobre su propio comportamiento, aunque al hacerlo esté poniendo en peligro su propio culo. Esa verdad, seguramente no le hará libre, pero al menos tendrá la sensación, desde su miseria, de haber hecho lo correcto.

Para mi, la verdad (nuestra verdad) más importante de exponer, es cualquiera que tenga que ver con los sentimientos. El engañar a los demás sobre lo que sentimos, no sólo perjudica a la otra parte, sino también a nosotros mismos, ya que cuanto más tiempo se  vaya encubando dicho engaño, más pesa en el espíritu y en la mente. Y poniéndonos en el otro lado, el sabernos engañados, provoca un cambio de sentimientos y a veces una reacción descontrolada. A veces el miedo a la soledad,  nos hace disfrazar nuestros sentimientos, y eso a la larga, produce más soledad. No hay que tener miedo a decir lo que sentimos, sea cual sea el resultado. 
 
 Pero también existen verdades que nunca se deben decir. Verdades gratuitas, que nadie nos ha pedido, y que pueden causar un daño irreparable a los demás.
Por ejemplo: ¿Que necesidad hay de decir a una madre que acaba de perder a su hijo en un accidente, que la VERDAD es que iba bajo los efectos de las drogas y el alcohol..? 
¿Que necesidad hay de contarle la VERDAD sobre la vida, a alguien que vive en un mundo de fantasía, pero que es feliz..? ¿Que necesidad hay de contarle a un niño de corta edad la VERDAD sobre el divorcio de sus padres..? ¿Que necesidad hay de decirle a una persona que no está preparada emocionalmente para escuchar, y mucho menos para asimilar dicha información que la VERDAD es que tiene una enfermedad degenerativa y mortal...?  NINGUNA...!!!! 

Por eso, creo que hay verdades, que puede que a quien las dice les haga "libres" pero que de alguna forma, encadenan a quienes las escuchan. 
No soy amiga de las mentiras, pero tampoco de las verdades que destrozan vidas.