BELLEZA...¿INTERIOR?



      Estoy convencida de que cuando decimos que lo que importa de las personas es su interior y no su aspecto físico, lo decimos porque así lo pensamos. En casos personales y cuando conocemos a las personas, es verdad que no le damos importancia a sus características físicas y nos quedamos con lo que esas personas nos aportan intelectual y espiritualmente. Pero cuando de pronto se nos presenta una ocasión donde los intereses, ya sean económicos o de otro tipo, ponen a prueba todo eso que predicamos, casi siempre fallamos... Inconscientemente o no, tendemos a rechazar todo lo que se sale de un prototipo de perfección y buena imagen. Entremos todos y sálgase el que pueda. 

Hace unos días, en una tienda de moda en mi ciudad, fui testigo de una escena que me hizo reflexionar sobre todo esto. 
Me encontraba hablando con la encargada de la tienda, cuando entró una chica de no más de veinte años. No era muy alta y con sobrepeso. Vestía un pantalón tejano, una camiseta de colores diluidos, y una sudadera. Completaban su atuendo, una zapatillas de tenis blancas,impolutas. Llevaba el pelo recogido en una cola de caballo, que dejaba despejado un rostro sin maquillar, casi infantil... Tenía unos ojos tristes y con poca expresión, como si conociese de antemano como iba a terminar su visita a aquel lugar. Llevaba una carpeta que sujetaba fuertemente contra su pecho. Después de saludar con un rictus semejante a una sonrisa, extrajo de su carpeta un curriculum que entregó con timidez a la encargada, añadiendo que necesitaba trabajar, pues por problemas económicos no podía seguir estudiando. La responsable de la tienda, cogió los papeles con dos dedos, y mientras la miraba de arriba abajo, le dijo fríamente: _ "Muy bien.. Pero creo que tú no tienes el perfil para trabajar en una tienda de moda...¿algo más?"  La joven negó con la cabeza, se despidió y se fue. Cuando la puerta se cerró, llamó a una dependienta y le ordenó que dejase con los otros el "curriculum de la gorda" aunque no sirviese de nada.
Me pareció de mal gusto el comentario y mucho peor el trato que le dio a la chica y así se lo dije, a lo que ella me contestó: _" Mira, si yo contrato a esta chica, la mitad de mis clientas se van. A ellas les gusta que las asesore alguien que les haga pensar, que la ropa que compran les va a sentar como a ella. A esta chica, serían ellas las primeras en rechazarla. Y además, siendo tajante con ella, no se le ocurrirá volver". 
Salí de la tienda con una mezcla de indignación y enfado. Indignación por lo ocurrido y enfado conmigo misma, pues de alguna forma, esa mujer tenía razón. Haciendo un recorrido por mi memoria, en más de una ocasión he pensado eso mismo...  

Nos gusta llenarnos de sabiduría y bondad a través de los demás, pero vivimos en un mundo competitivo más que de valores, de imagen.. Es lo que nos toca vivir, pero seamos consecuentes con ello y pensemos dos veces antes de decir de forma tajante, que la belleza interior es lo que importa.