LA DIGNIDAD PERDIDA




"La dignidad no tiene sitio, ni colectivo, ni plural." ( VALERIE TASSO )


     Ya sé, que mis comentarios no gustarán a todos aquellos que se han propuesto "salir a la calle" para reivindicarlo todo... Cadenas humanas, marchas, sentadas, quedadas... En fin,todo eso.

Yo no estoy en contra de que se hagan manifestaciones para reclamar derechos que han sido arrebatados injustamente, y que hayan mermado la calidad de vida, pero el que se haya convertido en una costumbre, ya es por si misma, una falta de efectividad. Ha desaparecido el impacto, para los que tienen la sartén por el mango, a la vez que cada movilización es un día de júbilo para todos aquellos individuos sin cerebro, y sin más motivación que la de causar daño, que aprovechan cada evento popular, para convertirlo en un día de violencia y actos vandálicos. 


Últimamente, he tenido conocimiento de actos de solidaridad que, aunque la prensa no se ha hecho mucho eco de ellos, porque eso no "vende", me han parecido fantásticos: pueblos que han renunciado al alumbrado de sus fiestas para destinar ese dinero a personas necesitadas... Cadenas de favores entre vecinos... Alcaldes humildes que han renunciado a su sueldo en el Ayuntamiento... Etc. Sin olvidar a todas esas personas que invierten su tiempo y su dinero para que el Banco de alimentos esté abastecido.

Eso sí que me parece que es pensar en los demás; posiblemente, todas esas personas no asistan a las movilizaciones... Están demasiado ocupados haciendo cosas útiles por los más necesitados, y demostrando que hechos son amores.




Pero de todas las movilizaciones, la que más me sorprende, es la marcha por la DIGNIDAD... Como si la dignidad fuese algo tangible, que alguien nos pueda devolver.  La dignidad, es algo íntimo y personal, y cada cual la entiende a su manera, dentro de su escala de valores.
La dignidad no se pierde por culpa del mal hacer de nadie, sino por nuestra propia actitud.
Quedan muy bucólicas estas marchas y reuniones que quieren aparentar unidad y conciencia social, cuando en realidad, y salvo algunos pequeños grupos (que en toda regla hay excepción ), cuando las cosas se ponen feas en nuestra propia piel, cada uno tiramos por el camino que más nos beneficie.


Y seguramente, al acabar la jornada, sientan que han hecho algo grande y sin parangón... Sobre todo si ha sido multitudinaria, pues al final, lo que cuenta es eso. Al otro día, los medios hablarán del número de personas asistentes, y de los incidentes que se hayan producido por parte de la policía o de los grupos de violentos, porque en realidad, no hay más que contar.

Pero, cuando la euforia, la aparente empatía y todo lo que ha rodeado la bienintencionada marcha acabe, y cada uno se vaya a su casa, verá que mantener la dignidad intacta, está "por encima de sus posibilidades"...Y al otro día, la volverán a perder. 


Porque perder la dignidad es aceptar trabajar por un mísero sueldo, por miedo a perder el empleo... Perder la dignidad es que se note ese miedo en los ojos, cada vez que "el jefe" nos reúna... Perder la dignidad es pagar los abusivos precios del mercado, "porque esto es lo que hay"... Perder la dignidad es rogar al director del banco, que nos sostenga el pago de la hipoteca, por miedo a un embargo... Perder la dignidad es seguir cumpliendo leyes que nos guillotinan, por miedo a que nos hagan pagar por ello, en caso de incumplimiento, e impotentes ante la evidencia, darnos cuenta que las protestas para que no prosperasen, no han funcionado.

Entonces, yo no puedo por menos que pensar, que hay demasiado miedo para poder mantener la dignidad ¿no?.
¿Se va a evaporar ese miedo con una marcha?

Hay cosas, que no tienen más valor que la buena intención.