EL FEMINISMO COMO EXCUSA

EL FEMINISMO COMO EXCUSA

"La violencia es el último refugio
del incompetente."
(Isaac Asimov)

   No por repetidas, dejan de causarme cierta vergüenza y estupor las reacciones de algunas mujeres, que hacen que sienta, que vamos dando pasos hacia atrás, potenciando así muchos pensamientos y actos machistas y retrógrados y lo que es peor, actuando igual o peor que lo que supuestamente condenan.

En mi mente aparecen las historias reflejadas en libros y periódicos de la época, de un grupo de valientes mujeres, allá en el siglo XIX, que lucharon para dejar de ser ciudadanas de segunda, exponiendo en más de una ocasión sus vidas, y aguantando insultos, e incluso que se pusiese en duda su feminidad, hasta por parte de otras mujeres demasiado aferradas a una educación ancestral, mamada desde la cuna, que las convencía de que su deber era estar a las órdenes y caprichos del hombre, convirtiéndose así en mujeres inseguras y dependientes. 

Las sufragistas abrieron un camino hacia la libertad y la igualdad, rompiendo así ataduras tiranas, cambiando leyes y mentalidades, haciendo que poco a poco, perdiésemos el miedo a expresar nuestros pensamientos y a reclamar nuestros derechos. Gracias a ellas, gozamos de un puesto en la sociedad como personas libres, y con todo el derecho y capacidad de tomar nuestras propias decisiones. Y cuando alguna ley torticera y machista quiere poner en peligro ese derecho, luchamos con uñas y dientes para que esa ley no prospere...

Pero, que pensarían esas sufragistas, si viesen que en el siglo XXI, grupos de mujeres resentidas, llaman feminismo a la más retorcida venganza e incitan a otras mujeres a odiar a los hombres, haciendo apología de la violencia hacia ellos. Estas mujeres, no buscan justicia e igualdad, no buscan cambiar leyes ni luchan para que no se nos considere inferiores ante la ley y la sociedad; se manifiestan en contra del machismo y de la violencia de género, pero actuando de la misma forma que critican. Canalizan sus frustraciones, escupiendo odio hacia los hombres, por el sólo hecho de ser hombres, infectando las redes sociales con páginas de más que dudosa moralidad.

No apoyan a las mujeres que sufren o han sufrido abusos y vejaciones de sus parejas, luchando por cambiar las leyes y la mentalidad machista, sino que las incitan al ojo por ojo... No intentan que los maltratadores paguen, sino que demonizan y meten en el mismo saco a todos los hombres. Se aprovechan de la fragilidad mental de algunas de esas mujeres que han sido víctimas de esos cafres, para envolverlas con su resentimiento... Señoras, eso no es feminismo, es asquerosa misandria.
Por otro lado, también me gustaría saber que pensarían esas valientes mujeres del siglo XIX que lucharon y se prepararon para demostrar que con inteligencia y buen hacer, se podían conseguir cosas importantes y derechos fundamentales, dejando atrás su condición de hembras, si viesen que la nueva forma de protesta de unas cuantas mujeres, ante lo que ellas consideran injusto o excluyente, es recurrir a sus atributos más íntimamente femeninos, con los que consiguen llamar la atención, pero que, la verdad sea dicha, se ven mucho más sus tetas que sus logros. 
Y yo, como mujer me pregunto... 
¿De verdad queremos que cualquiera de los dos ejemplos sea el camino a seguir para que las generaciones venideras nos tomen como modelo? 
Por mi parte, NO.